Estás.
Seguis estando.
Nunca te vas.
Presente continuas en mi.
Te siento en cada instante.
Cada tic-tac del reloj es perpetuo.
Devoras mi armonía con tu contrastante recuerdo.
Tengo la certeza de que regresar es imposible.
Hoy te imagino en otra lluvia eterna, casi transparente.
Las olas te traen azul de paz y tranquilidad absoluta.
Lo blanco que visualizo es la luminosidad de tu cara, radiante.
Tu esencia viste de rojo en el mundo de los quieres amo.
La música de tu mirada era la única capaz de transportarme al vacío.
Con tu voz lograbas acuerdos infieles y engañosos pero mágicos cuando yo intentaba escucharlos.
Tu perfume motivaba mis ganas de seguir, incitaba mis deseo de caer ante antrapantes palabras.
¿Pero que pasa con todas las cosas cuando desaparecen?, ¿a donde van a parar?.
¿A dónde fueron los momentos, las miradas, las palabras que cruzamos largas tardes?.
Si tan solo a veces yo visitase tu recoveco, tendría respuestas miles.
Pero hoy estoy tratando de desprenderme mediante un papel fielmente compresible.
Desprenderme de un sentimiento inagotable, de una incertidumbre casi homicida.
Se me terminan los renglones y no logro despedirme.
Será porque tu sangre es mi sangre, mi corazón.
O porque me niego a perderte, tal vez.
Es hora de vernos a la distancia.
Y de acariciarnos con el aire.
Siempre te voy a extrañar.
Eso si es inevitable.
¿Vos me extrañas?.
Te quiero.
Marina.
MC - 01/06/2008